¿QUÉ FUE ANTES, EL HUEVO O LA GALLINA?

¿QUE FUE ANTES EL HUEVO O LA GALLINA? Desde la Grecia clásica los filósofos se han hecho esta pregunta, que nos hace pensar en el origen del universo y su primera causa. La respuesta varía en función de la época en que vivamos.

Algo similar nos planteamos actualmente en Occidente ante el dilema CUERPO/MENTE. Si quiero ser una persona saludable, vivir mejor, tener una vida abundante, con propósito… ¿qué hago? ¿Por dónde empiezo?

En la cultura occidental tendemos a separar cuerpo y mente y nos vamos a posturas extremas

Estamos inmersos en una tendencia a cultivar el cuerpo. Todas queremos estar más guapas, más esbeltas, más jóvenes, sentirnos mejor…  y cada vez es más común practicar mindfulness, meditación… es decir, trabajar la mente.

Pero esto pasa en Occidente porque tendemos a separar en partes, especializar e hiperespecializar.

En Oriente, en cambio, siempre ha sido tradicional trabajar la unión de ambos. Así, en la cultura hindú está el YOGA y en las culturas CHINA y JAPONESA encontramos disciplinas como el TAICHI, que trabajan el cuerpo y la mente como una unidad, sin priorizar ni anteponer una sobre la otra, entendiendo el CUERPO y la MENTE como partes inseparables del ser humano.

 

Separar cuerpo y mente puede ser peligroso

En una sociedad que va tan rápido como la nuestra, el peligro radica, en mi opinión, en los extremos.

Tenemos a aquellos que se centran en cuidar el cuerpo físico como primer objetivo siendo esclavos del mismo. Aquí nos encontramos a los que practican la alimentación en modo religión y a los que practican ejercicio físico de forma obsesiva.

Los obsesionados de la alimentación están continuamente con sus prohibiciones y pecados, pendientes de lo que comen y lo que no comen, de lo permitido y lo prohibido. Que si es proteína vegetal o animal, si tiene carotenoides o antioxidantes, si tiene 50 o 200 calorías, si engorda… (con todos mis respetos, no es mi intención opinar sobre ninguna tendencia ni ofender a nadie, sino darnos cuenta de dónde ponemos el foco y la atención y en qué grado).

Por otra parte están quienes profesan el ejercicio físico en modo obsesivo. Ahora está de moda el running (porque correr no es nada pro), da igual si estás 8 horas trabajando con una fuerte carga física y acabas reventada, como si estás las 8 horas sobre una silla y acabas con el culo como una pandereta.

También tenemos a los que van al gimnasio para lucir un cuerpo torneado y de paso si ayudamos con estos suplementos “que me han dicho que aumentan la masa muscular o queman grasa…”.

Muchas veces estas personas no se plantean si los suplementos son saludables o no y se pegan todo el mes comiendo lechuga, pollo y arroz porque el monitor de turno lo recomienda.

Y llegamos por último a quienes cultivan y cultivan y cultivan la mente, practican la meditación, o el pensamiento positivo, el modo zen… y están tan arriba que les cuesta bajar a tierra, tomar decisiones, actuar, enfrentarse a las situaciones estresantes del día a día porque se está mucho mejor cuando nos quedamos en el limbo, allí todo es guay, megapositivo y relajante.

Son tendencias tan opuestas, muchas veces tan polarizadas, que entre tanto internet, tanta información y tanta infoxicación, echo en falta en muchas ocasiones un poquito de coherencia, de conciencia, y quizás hasta de sensatez.

Quizás te lo pongo un poco “duro” o “radical”, pero lo veo todos los días, en muchas personas. Viven con el foco puesto en algo, que es una ínfima parte de su existencia,.  Si es su elección consciente pues adelante con ella, desde luego.

El problema viene cuando no te planteas nada, simplemente te dejas llevar por modas, por otros, sin tener en cuenta tu individualidad.

¿Donde tienes tú puesto el foco?

Por cierto, me viene a la mente un dicho de uno de mis maestros: “camarón que no nada se lo lleva la corriente”. Yo prefiero tener norte y dirección, aunque a veces sea a contracorriente,

¿Y tú? ¿Te gusta ir a la moda, seguir la corriente? ¿tienes criterio propio?

Hay muchas propuestas relacionadas con el bienestar pero muy pocas, en mi opinión, son coherentes

Vivimos en un mundo que va muy rápido, donde cada vez tenemos más tóxicos, más alimentos sin nutrientes, más comestibles sin aportes nutricionales de calidad pero con un marketing de padre y muy señor mío.

Y también nos encontramos miles de propuestas de deporte, ejercicio, terapias, técnicas, centros especializados, visualizaciones, meditaciones, propuestas energéticas, biológicas, sensoriales, físicas, esotéricas…

Todo eso nos hace muchas veces volvernos locos y remover Roma con Santiago en Internet. Buceamos por blogs, webs y Wikipedia con el objetivo de ver si nos aclaramos un poco y dejar de pivotar entre un lado y otro.

El cuerpo, la mente y las carreras de caballos

Imagínate que estás en un hipódromo y vas a presenciar una carrera de caballos.

Con el número 1 tienes un caballo que parece que está un poco cojo, pero su jinete está súper preparado, ha trabajado mucho, tiene muy clara la estrategia a seguir, está mentalizado y está deseando que den el pistoletazo de salida. Vamos, que da la sensación de que se va a comer el mundo.

Al lado está el número 2, un caballo con un porte precioso, una forma física espectacular y un pelo brillante. Se adivina que tiene buen nervio y a la vez nobleza, y sobre todo que han invertido mucho en su puesta a punto, vamos, un primor de caballo. Montado en él observamos a su jinete, que está un poco delgaducho y no tiene muy buen color el pobre, aparenta distraído, sin ganas… lo cierto es que no genera confianza.

Y al otro lado está el número 3, un caballo bien preparado. Su presencia no es tan llamativa como la del caballo anterior, pero se le aprecia una buena forma física y su apariencia es tranquila y equilibrada. El jinete que lo monta se observa en buena forma, mentalizado, quizás no tan preparado como el primero. Sin embargo ambos, jinete y caballo, hacen un buen equipo: se aprecia sintonía, armonía y coherencia entre ambos.

¿Cómo crees que va a terminar la carrera? Vamos a ver qué pasa…

Tras el pistoletazo de salida el equipo con el número 1 abandona sin terminar la primera vuelta. El pobre caballo no resiste el ritmo, ni la distancia, ni puede sostener al jinete… y se acaba la carrera para él.

El equipo con el número 2 sale como un cohete. Ahí vemos al jinete dando saltos casi sin control encima del caballo, haciendo esfuerzos por coger las riendas y mantener al caballo dentro del circuito. En una de las curvas el caballo gira al lado contrario, hacia una pista de entrenamiento, y el jinete no tiene fuerza ni maña para controlarlo… y se acaba la carrera para él.

El equipo con el número 3 sale al escuchar el pistoletazo de salida. Su carrera es armoniosa, jinete y caballo se ven en perfecta comunión. Se ve, se siente su unión, equilibrio, coherencia… transcurre una vuelta, pasa una curva, otra curva, otra vuelta… y llega a la meta feliz y tranquilo. ¡Buen trabajo!

La carrera de caballos no es más que una metáfora, una forma sencilla de explicar la relación entre cuerpo y mente.

Tanto el jinete como el caballo son importantes y lo mismo ocurre con el cuerpo y la mente. El cuerpo tiene la misma importancia que la mente, no hay ningún orden primordial: tanto monta, monta tanto.

Lo importante es la coherencia entre ambos, la armonía, poner la conciencia tanto en el cuerpo como en la mente, darle su tiempo y su espacio a ambos, pues ambos son parte de ti y es su unión y su conjunto el que te lleva hacia tu mejor versión, te acerca hacia la consecución de tus objetivos, a tu felicidad, a tu salud y a tu propósito.

Al reflexionar sobre esto, me vienen a la mente un par de experiencias que quiero compartir contigo.

 

Experiencias con mis clientas y su relación cuerpo-mente

En una ocasión una clienta acudió a mí, tras pasar ingresada en psiquiatría un tiempo, muy medicada. Se había olvidado hasta de cocinar. Con el trabajo que planteamos y que llevó a cabo,  volvió a recuperar su vida, a cocinar. Su psiquiatra le fue reduciendo la medicación en función de su mejoría.

Un día, charlando con ella sobre su cambio, me confesó que lo que llevaba dentro era que su vida había girado en torno a su hijo. Su hijo se casó (muy bien casado según ella) y le dió un nieto. Estaba muy orgullosa de la vida que su hijo había conseguido… pero a ella le faltaba su hijo, ese al que crió, ese que quería que volviera para ejercer su papel de madre, el papel de madre que ella quería ejercer.

No le valía nada que no fuera esto. Ella era plenamente consciente pero no lo quería cambiar. Y continuó así…. Decidió continuar así. ¿Cuerpo? ¿Mente?

Recuerdo otra clienta que acudió a mí porque estaba mareada, sin energía, no sentía fuerzas para trabajar en su empresa pero tenía que hacerlo y en ese esfuerzo sólo conseguía empeorar.

Sus amigas le aconsejaron que fuera a un psicólogo, pero ella no quiso porque decía que no tenía fuerzas ni para pensar. Nos pusimos a trabajar en la recuperación de su cuerpo, de su vitalidad, de su energía

Entonces comenzó a mejorar y de pronto estaba trabajando como siempre, haciendo deporte, contenta y feliz. Un día me comentó que se encontraba genial y que se había dado cuenta de que ya no tenía ningún problema. ¿Cuerpo? ¿Mente?

Para que tu vida sea saludable y con propósito, necesitas trabajar con la misma intensidad tu cuerpo y tu mente

Retomando la carrera de caballos, ¿con que equipo te quedas?

Yo me quedo sin duda con el equipo número 3, esa comunión entre jinete y caballo, entre caballo y jinete. Ese binomio cuerpo y mente, mente y cuerpo, dando espacio y protagonismo a ambos, poniendo sentido común sobre la mesa. Teniendo presente la conciencia, la coherencia y poniendo el corazón en todos y cada uno de los actos.

Me encuentro en este camino de trabajo tanto de cuerpo como de mente hacia una vida más saludable, más abundante, con dirección y propósito, una existencia extraordinaria.

A partir de aquí te acompaño si tú quieres.

¿Te vienes?

1 comentario en “¿QUÉ FUE ANTES, EL HUEVO O LA GALLINA?”

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